A Los Scouts:
Queridos Scouts:
Si alguna vez han visto la obra de "Peter
Pan", recordarán cómo el jefe de los piratas estaba siempre haciendo su
último discurso de despedida por temor de que, posiblemente, cuando llegara la
hora en que habría de morir, no fuera a tener tiempo para darlo a conocer. Así
me sucede a mí, y aún cuando no me estoy muriendo en este momento, esto tendrá
que suceder uno de estos días, y deseo decirles una palabra de despedida.
Recuerden: esta es la última que oiréis de mí, por lo tanto, medítenla. He
tenido una vida muy dichosa, y deseo que todos ustedes tengan también vidas muy
dichosas. Estoy convencido de que Dios nos ha puesto en este mundo maravilloso
para que seamos felices y gocemos de la vida. Pero la felicidad no proviene
simplemente de la riqueza, ni de tener éxito en la carrera, ni dándose uno
gusto a sí mismo. Un paso hacia la felicidad es hacerse uno sano y fuerte
cuando niño, para poder ser útil y así poder gozar de la vida cuando se es
hombre. El estudio de la naturaleza les enseñará cómo Dios ha llenado de cosas
bellas y maravillosas este mundo para que lo puedan gozar. Estén satisfechos
con lo que les haya tocado y saquen de ello el mejor partido que puedan. Vean
siempre el lado bueno de las cosas y no el malo. Pero la verdadera manera de
obtener la felicidad es haciendo felices a los demás. Traten de dejar este
mundo en mejores condiciones de como lo encontraron; de ésta manera, cuando les
llegue la hora de morir, podrán hacerlo felices porque, por lo menos, no
perdieron el tiempo e hicieron cuanto les fue posible por hacer el bien.
"Estén Listos" en ésta forma, para gozar de una vida dichosa y morir
dichosos: aférrense a su Promesa Scout siempre, aún cuando hayan dejado de ser
muchachos. Que Dios los ayude a hacerlo así. Su amigo
A Los Dirigentes:
Nadie puede esperar a ver la consumación, así como el
comienzo, de una gran aventura, en el corto espacio de una vida. Yo he tenido
una experiencia extraordinaria al ver el desarrollo del Escultismo, desde su
inicio hasta la etapa presente.
Pero hay
una vasta tarea por delante. El Movimiento está solo comenzando. (Cuando hablo
de Escultismo me refiero también a las Guías).
La parte que
puedo reclamar como mía en la promoción del movimiento, es la de haber tenido
tanta suerte en encontrarlos a ustedes, hombres y mujeres, para formar un grupo
del temple adecuado en el cual puede confiarse en llevarlo hasta la meta.
Harán bien en mantener los ojos abiertos, a la vez, para
buscar sucesores dignos a quienes ustedes, confiadamente, puedan entregar la
antorcha. No permitan que llegue a ser una organización asalariada: consérvenla
como un movimiento voluntario, de servicio patriótico.
El Movimiento ya se ha establecido en el relativamente
corto período de su existencia, sobre una base amplia y fuerte, muy alentadora
de lo que podrá llegar a ser en los años venideros.
Su meta es
formar ciudadanos sanos, felices y serviciales, de uno y otro sexo, para
erradicar el estrecho egoísmo prevaleciente, personal, político, sectario y
nacional, sustituyéndolo por un más amplio espíritu de autosacrificio y de
servicio a la causa de la humanidad; para así desarrollar buena voluntad y
cooperación mutuas, no sólo dentro de nuestro propio país, sino en ultramar,
entre todos los países. La experiencia demuestra que esta realización no es
ociosa ni un sueño fantástico, sino una posibilidad práctica -si trabajamos por
ella; y querrá significar, cuando la alcancemos, paz, prosperidad y felicidad
para todos. La “promesa alentadora” está en el hecho de que los cientos de
miles de muchachos y muchachas que están aprendiendo hoy nuestros ideales,
serán los padres y las madres de millones en un futuro cercano, cuando ellos a
su vez imbuirán los mismos ideales -”siempre que sean inculcados inequívoca y
verdaderamente en ellos, por sus dirigentes actuales”.
Por lo tanto, ustedes, como Dirigentes y Guiadoras, no
sólamente están haciendo un gran trabajo por los hijos de los vecinos, sino que
también están ayudando de manera práctica a realizar el Reino de Dios, de paz y
buena voluntad, en la tierra. Así, en el fondo de mi corazón, les deseo Buena
Suerte en vuestro empeño.
A Lady Olave:
A Lady Olave:
Querida Dindo:
No sé si mi debilidad creciente e inexplicable de las
últimas semanas significa el principio del fin para mí, pero si es así no me
importa personalmente es sólo una cosa natural. Ha llegado el momento de irme
de esta vida.
He tenido una vida extraordinariamente feliz, muy
especialmente durante estos últimos veintisiete años, que los has hecho
gloriosos y afortunados para mí. No creo que he desperdiciado mucho de mi
tiempo mientras viví. Es bueno pensar que además de mi acendrado militarismo,
nuestros esfuerzos por los muchachos y las niñas han tenido éxito más allá de
lo esperado. Es bueno sentir que nuestros hijos están todos casados, felices y
establecidos en la de vida.
El mundo ha sido muy bueno conmigo y de algún modo
lamento dejarlo con todo lo que tiene de interesante, pero ha llegado al punto
en que no puedo ser más útil que como observador, así que es correcto que me
vaya
Pero lo que es más para mi que todo el mundo, eres tú, mi
amor. El hecho de tener que dejarte es el dolor que más me obsesiona -no sólo
por mi mismo, sino especialmente debido a que significará un terrible quebranto
en tu propia vida. Una cosa que me tranquiliza es que tú eres tan razonable que
lo verás en su justa proporción, como una cosa natural que tiene que suceder, y
te enfrentarás a la prueba con valentía durante un corto trecho, hasta que el
tiempo sane la herida.
Me agrada pensar que tienes la mejor manera de consolarte
ante ti, en forma de trabajar bastante con las Guías. También tienes el gran
amor de tus hijos y sus hijos, que te ayudará.
Tu pena será el único remordimiento que tendré al morir;
si supiera que no te dejas llevar demasiado por la tristeza, moriría tranquilo,
mi D.
Tu Bin.